VICENTE BLASCO IBAÑEZ
Vida privada
Segun la Wikipedia
Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 29 de enero de 1867 – Menton, Francia, 28 de enero de 1928) fue un escritor, periodista y político español
Dividió su vida entre la
política, el periodismo, la literatura y el amor a las mujeres, de las que era
un admirador profundo, tanto de la belleza física como de las características
psicológicas de éstas. Se definía como un hombre de acción, antes de como un
literato. Escribía con inusitada rapidez. Era entusiasta de Miguel de Cervantes y
de la historia y la literatura españolas.
Amaba la música tanto o
más que la literatura. Wagner le apasionaba, su apoteósica música exaltaba su
viva imaginación y soñaba con los dioses nórdicos y los héroes mitológicos como
Sigfrido, nombre que más tarde pondría a uno de sus cuatro hijos. En su obra Entre
naranjos, nos deleita con el simbolismo de las óperas del célebre
compositor. En una reunión típica de la época, en que los jóvenes se reunían
para hablar de música y literatura y recitaban poesías, conoce a la que sería
su esposa y madre de sus hijos, María Blasco del Cacho.
Casó con María Blasco en
1891. A pesar de tener el mismo apellido, no eran familia. Tuvieron cuatro
hijos: Mario, Julio César (fallecido a los 24 años), Sigfrido y
la única mujer Libertad. Su mujer falleció en 1925 en Valencia, mientras él
residía exiliado en Menton. Se casó en segundas nupcias en 1925 con Elena
Ortuzar, de nacionalidad chilena.
Conservó, a pesar de sus
correrías por el mundo, una villa en la Playa de la
Malvarrosa de Valencia, en donde debatía con los intelectuales
y amigos de su época. Esta villa actualmente restaurada es la Casa Museo
Vicente Blasco Ibáñez.
Inicios: escritor
revolucionario y agitador republicano
Fue hijo del comerciante
Gaspar Blasco y de Ramona Ibáñez, ambos de origen aragonés. Según su propio
testimonio, uno de sus primeros recuerdos fue la barricada levantada en su
calle de Valencia por los insurrectos durante la rebelión cantonal cuando
tenía seis años, en los inicios de la Primera
República Española (1873-1874). También recordaba haber visto a
los héroes del Cantón, Cabalote y
el Enguerino.
El primer libro serio que leyó fue La historia de los girondinos de Lamartine y luego las obras de Victor Hugo, especialmente Los miserables. Según el historiador Ramiro
Reig, "a partir de ese momento tuvo claro lo que iba a ser: escritor
revolucionario, agitador por la palabra y por la acción".
En su formación política
y literaria influyó el escritor radical de la Renaixença
valenciana Constantí Llombart,
en cuyas tertulias de republicanos se colaba de rondón y quien hizo del joven
Blasco su heredero literario.
Quiso ser marino, pero
su dificultad para entender las matemáticas le llevó a inclinarse por el
derecho. Su gran capacidad de estudio le permitía preparar las materias de todo
un año quince días antes de los exámenes. Cursó los estudios en la Universidad de
Valencia, años en los que perteneció a la tuna,
licenciándose en 1888, a pesar de que prácticamente no ejerció la carrera de
Derecho.
Durante el tiempo de
estudiante participa en diversas acciones de agitación republicana y
anticlerical, como la de reventar los rosarios
de la aurora que organizaba el arzobispado.2 Ingresó con 20 años en la masonería el 6 de febrero de 1887 adoptando
el nombre simbólico de Danton. Formó parte de la
Logia Unión nº 14 de Valencia y posteriormente de la logia Acacia nº 25.
Comienza a implicarse en
la vida política de Valencia al asistir a las reuniones que el Partido Republicano
Federal organizaba en el casino de las Juventudes Federales. En
sus primeras intervenciones en público descubre que está dotado de un tremendo
poder de persuasión. Si su pluma es certera, no lo es menos su oratoria, capaz
de enardecer al auditorio y entusiasmar a las gentes insuflándoles grandes
sueños.
No es la llamada
cuestión social de lucha de clases, planteada a lo largo del siglo XIX con los
primeros brotes de socialismo activo y revolucionario el problema fundamental
para Blasco; más bien se enfrenta a la realidad de la Valencia de aquellos
tiempos en la que el analfabetismo del pueblo se unía a unas condiciones de
vida precarias, y todo ello unido a unas creencias anquilosadas y enemigas de
todo mejoramiento. Blasco Ibáñez se ve en la necesidad moral de denunciar los
abusos y contribuir al progreso del pueblo.
Cuando el pretendiente
carlista, el marqués de Cerralbo, llega a
Valencia en 1890, Blasco lanza un llamamiento a los
republicanos para que boicoteen la visita desde el periódico La
Bandera Federal que acababa de fundar. El propio Blasco reparte
los pitos y el boicot es un éxito. Es acusado de injurias al poder público y
tiene que huir vestido de pescador.2 Se oculta en algunos pueblos,
pero finalmente llega a París, donde pasará el invierno de 1890 al 1891.
Escribe crónicas de lo que ve para algunos periódicos y comienza su etapa periodística.
A los 16 años ya había fundado un periódico semanal que, al ser de menor edad,
puso a nombre de un amigo suyo zapatero.
Escritor de éxito internacional
(1914-1923)
Cartel de la
película Los
Cuatro Jinetes del Apocalipsis de 1921
Acuciado por la falta de
dinero decidió convertirse en un escritor internacional, para ello se
marchó a París, la capital cultural del mundo en
aquella época, junto con su compañera Elena
Ortúzar. En el verano de 1914 estalla la Primera Guerra
Mundial y Blasco ve la ocasión de colocar en la prensa grandes
reportajes. Además comienza a publicar en su editorial valenciana una Historia
de la guerra europea en fascículos. Para sus reportajes y fascículos
visita los frentes y la retaguardia, adoptando un punto de vista favorable a
los aliados. Al mismo tiempo comienza a escribir la novela que le hará famoso
en el mundo entero y definitivamente rico: Los
cuatro jinetes del Apocalipsis. Le seguirían la novela sobre la
guerra en el mar,Mare Nostrum (1918),
y otra sobre la retaguardia, Los
enemigos de la mujer (1919), que completaría la trilogía
sobre la "Gran Guerra".13 Según algunas versiones la
novela fue un encargo personal del presidente francés Raymond Poincaré a
Blasco para que escribiera una novela sobre la guerra.
En Europa la
novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis pasó desapercibida,
desplazada por Sin novedad en el
frente de Erich María Remarque,
pero en Estados Unidos obtuvo
un enorme éxito con más de doscientos mil ejemplares vendidos en sólo un año.
"Desde La
Cabaña del tío Tom no se había conocido un fenómeno
semejante. Se vendían ceniceros, corbatas, pisapapeles, con motivos alusivos a
la novela, y todo el mundo quería conocer al autor".14 Fue el libro más vendido en
Estados Unidos en 1919 según Publishers Weekly), hasta el punto que
en 1921 se realizó la versión en cine protagonizada por un novel Rodolfo Valentino. Las fotografías del retrato
al óleo que le hizo Sorolla aparecen en todos los periódicos. Es el libro más
leído después de la Biblia. Cigarrillos, juguetes, jabones, portan la imagen de
los cuatro jinetes. Mister Ibanyés se convierte en el hombre más popular de
América. Nuevamente viaja al gran continente y habla en iglesias católicas,
protestantes, masónicas, sinagogas. Todos le escuchan.
En su finca de la Costa
Azul escribe novelas por encargo -un editor le llega adelantar 50.000 dólares
por una que trate del descubrimiento- y súbitamente decide realizar un viaje
alrededor del mundo, del que también cuantiosos beneficios al escribir crónicas
periodísticas sobre los lugares exóticos que va visitando que luego recopilará
en un libro titulado La
vuelta al mundo de un novelista que se publicará en tres
volúmenes entre 1924 y 1925.
Contra la Dictadura de Primo de Rivera
(1923-1928)
Poco antes de iniciar la
vuelta al mundo, en España se había instaurado la Dictadura de
Primo de Rivera y cuando fue preguntado por un periodista sobre
el pronunciamiento militar
contestó que se encontraba alejado de la política y que no iba a abandonar su
proyecto -una actitud que fue duramente criticada por Manuel Azaña en un artículo-. Pero cuando
vuelve está decidido a combatir a la Dictadura y declara: "tengo
energías suficientes para luchar otra vez". En este cambio parece que
influyeron los contactos que mantuvo con el político liberal exiliado Santiago Alba que le explicó lo que
estaba pasando en España y refiriéndole especialmente el confinamiento que
había sufrido Miguel de Unamuno en
Fuerteventura y el papel que estaba desempeñando este de oposición a la
Dictadura desde París. Su vuelta a la vida política la prepara cuidadosamente,
con filtraciones a la prensa sobre sus intenciones incluidas, y escoge el
homenaje a Zola que se celebraba cada año ante su
tumba en París. Allí pronuncia unas palabras que serán recogidas por los
diarios de Europa y América:
Nació en un tiempo en
que era preciso defender la libertad y la verdad, y las defendió ofreciendo
bienestar, fama y vida... A ningún hombre que pueda tener eco en España y en el
mundo entero le es lícito callar en estos momentos
Así publica en París en
1924 Una nación secuestrada (El terror militarista en España), folletos
a las que le siguen al año siguiente Lo que será la República española (Al país y al ejército) y Por España y contra el rey (Alfonso XII desenmascarado).
En ellas además de denunciar a la Dictadura primorrivesta y al rey que la
sustenta, explica que él, como Víctor Hugo ante Napoleón III, sigue siendo el republicano
insobornable de siempre. Una nación secuestrada, "un libelo en
toda regla" según Ramiro Reig, tuvo un enorme impacto y Primo de Rivera
cometió el error de entablar un proceso legal por injurias a Alfonso XIII ante los
tribunales franceses lo que amplificó el escándalo y provocó la solidaridad del
gobierno y de la Asamblea Nacional que recordó el apoyo que había dado Blasco a
Francia durante la Primera Guerra
Mundial. El gobierno español acabó retirando la querella.
Además de publicar estos
folletos Blasco crea y financia la revista España
con honra, el órgano de la oposición exiliada a la Dictadura.
Asimismo renuncia a su candidatura para el ingreso en la Real Academia
Española. Como reacción a la oposición de Blasco a la Dictadura, la
prensa española lanza una campaña denigratoria contra él y el Ayuntamiento de
Valencia, del que han sido excluidos sus partidarios, arranca la placa con su
nombre de la calle que tenía dedicada en la ciudad.
Sarcófago diseñado por
Benlliure para acoger los restos del escritor, que se encuentra en el Museu
de Belles Arts de València, Centre del Carme.
Cuando estaba empezando
una nueva novela que iba a ser el relato de su vida y que llevaría por
título La juventud del mundo, murió en su residencia Fontana Rosa en Menton (Francia) el 28 de enero de 1928,
un día antes de cumplir 61 años,23 de las complicaciones de una
neumonía.
Sus restos fueron
trasladados a Valencia después de la proclamación
de la Segunda República Española cumpliéndose así un deseo
expresado en 1921 en su última visita a su ciudad: "Quiero descansar en el
más modesto cementerio valenciano, junto al Mare Nostrum que llenó de idea mi
espíritu". El 29 de octubre de 1933 el pueblo republicano de Valencia se
echó a la calle para recibir en procesión cívica, encabezada por el gobierno de
la República, el féretro de Blasco Ibáñez que fue llevado a hombros por los
pescadores del Grao. "Miles de personas, todos sus personajes, ocupaban
las aceras para decirle adiós. En la tapa del féretro, diseñado por Mariano Benlliure, se había tallado un libro
abierto y la leyenda Los muertos mandan, título de uno de sus
libros".
Sus restos fueron
repatriados después de su muerte, durante la Segunda
República Española, y llegaron al puerto de Valencia el
29 de octubre de 1933. El mausoleo que proyectó para él la ciudad de Valencia
no llegó a realizarse al estallar la Guerra Civil Española,
según puede leerse en la biografía publicada por la fundación que lleva su
nombre:
Su memoria fue borrada,
sus libros prohibidos, su familia perseguida y sus bienes incautados. Las obras
realizadas hasta ese momento en el mausoleo fueron destruidas y el solar donde
se asentaba, en un lugar privilegiado del Cementerio municipal, fue utilizado
años más tarde para construir el crematorio. A pesar de todo ello, sus restos
se conservaron, y reposan en la actualidad en un nicho ordinario, casi anónimo,
en el cementerio civil de Valencia.
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